miércoles, 21 de marzo de 2012

ENTREVISTA DE HENDAYA (1940)

Encuentro en la estación ferroviaria de Hendaya de Adolf Hitler y Francisco Franco, el 23 de octubre de 1940.


El catedrático de Relaciones Internacionales, Rafael Calduch hace aquí un análisis sobre el contenido de la entrevista de Hendaya. En él se refiere finalmente a las conclusiones extraídas por otro experto en Relaciones Internacionales, Antonio Marquina:


Con vistas a concretar las condiciones y el momento de la participación militar española se celebra el día 23 de Octubre de 1940 la célebre entrevista de Hendaya entre Hitler y Franco. Hoy conocemos con suficiente precisión el contenido de la reunión entre ambos dirigentes para saber que, tanto en el tono como en sus demandas, Franco estuvo muy lejos de mostrar la actitud de un líder capaz de enfrentarse abiertamente con Hitler por defender la paz en su país. Imagen proyectada por la historiografía oficial del régimen y que contribuyó a alimentar el culto a la personalidad del dictador y, de paso, lavar la imagen de otros personajes abiertamente defensores del nazismo, como fue el caso de Serrano Súñer.
En la entrevista, Hitler preguntó a Franco sobre las condiciones en las que entraría en guerra. El dictador español centró su respuesta en dos tipos de demandas: la aportación de los productos alimenticios y materias primas necesarios para el abastecimiento de la economía española, incluido el material bélico imprescindible para dotar de capacidad operativa al Ejército, y las compensaciones territoriales en el Norte de África, particularmente en la parte francesa del Protectorado de Marruecos.
Por parte alemana, Hitler se negó a reconocer explícitamente las demandas territoriales españolas que afectaban directamente las aspiraciones del Gobierno francés de Petain y de los italianos. Paralelamente el dictador alemán sondeó las posibilidades del establecimiento de bases navales en las costas próximas al Estrecho y la colaboración española para la ocupación de la base de Gibraltar.
Las presiones alemanas condujeron a la firma, al día siguiente, de un Protocolo por el que España se adhería al Pacto de Acero y pasaba a formar parte del Eje, declarando su intención de entrar en guerra contra el Reino Unido, aunque la especificación del momento quedaba sin determinar explícitamente y se posponía a una decisión posterior. Como lo ha expresado certeramente Marquina:
"Las implicaciones fueron de extraordinaria gravedad. España perdió la neutralidad a cambio de un futurible, pero no había un compromiso militar efectivo y determinado. Esta pérdida de la neutralidad tendrá sus manifestaciones más patentes en la libertad de actuación de la Gestapo en España, perdurando sus actividades hasta el final de la guerra; conexiones y dependencia en los servicios de información; cesión de instalaciones muy importantes para el desarrollo del esfuerzo guerrero del Eje, en especial de los submarinos; conexiones entre los Estados Mayores y la firma de acuerdoseconómicos que implicaron una mayor penuria para el hambriento pueblo español.
El reajuste de las relaciones con Italia y Alemania, y la pérdida de la neutralidad se consumaba sin ninguna contrapartida real."
Calduch, R.: Dinámica de la Sociedad Internacional.
Cap. 2: La política exterior española (I): Las relaciones exteriores durante el Franquismo.
Edit. Ceura. Madrid. 1993

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