sábado, 28 de abril de 2012

PACTOS DE LA MONCLOA (1977)

En esta imagen se puede ver a algunos de los más relevantes protagonistas de los Pactos de la Moncloa: Enrique Tierno Galván, Santiago Carrillo, Felipe González, Adolfo Suárez, Manuel Fraga, Leopoldo Calvo-Sotelo y Miquel Roca, de izquierda a derecha.

En 1977, la situación económica de España no era buena, con una inflación anual en torno al 30%, un paro del 6,6% de la población activa, una deuda exterior de 14 millones de dólares y una importante reducción del PIB, cifras éstas provocadas por un lado por la crisis internacional provocada por la subida de precios del petróleo en 1973, y por los desajustes del crecimiento económico vivido en los últimos años del franquismo.
Tras conseguir la victoria electoral del 15 de junio, Adolfo Suárez pidió al vicepresidente del Gobierno para asuntos económicos, Enrique Fuentes Quintana, que elaborara un proyecto para salir de la crisis. Fuentes Quintana aseguró que fue él quien convenció a Suárez de la necesidad de conseguir un amplio consenso político para aprobar dicho proyecto.
De esta manera, Suárez empezó a contactar con los representantes políticos más destacados para sondear la posibilidad de reunirse todos para estudiar el proyecto. En un principio Suárez, se encontró con la negativa del líder socialista Felipe González, para quien el Presidente quería que "la oposición sacara las castañas del fuego al Gobierno" y del dirigente de AP, Manuel Fraga que nunca se mostró muy favorable a los pactos. Más positiva fue la respuesta del líder comunista Santiago Carrillo, cuya relación con Adolfo Suárez era bastante cordial, sobre todo desde la legalización del PCE medio año antes.
Finalmente, Suárez convocó a los representantes políticos al Palacio de la Moncloa el 8 de octubre de 1977. Desde ese día el ambiente entre los participantes fue bastante cordial, y se produjo el primer saludo de Fraga y Carrillo, a los que se vio en varias ocasiones dialogando animadamente. También hubo momentos de cierta tensión como cuando se recibió la noticia de un atentado mortal de ETA el mismo día 8. Las negociaciones se prolongaron durante varias jornadas hasta finales de octubre y concluyeron con dos tipos de pactos, uno económico y otro político. Del acuerdo económico, cabe destacar unas medidas de sanamiento monetarias, presupuestarias y de empleo, así como una reforma fiscal y otra de la Seguridad Social. El pacto político incluyó reformas del Código Penal como la regularización de los derechos de reunión y de asociación, y la despenalización del adulterio y de los anticonceptivos.
Como consecuencia de los Pactos, se logró rebajar la inflación y el déficit pero lo más destacado fue el ambiente de consenso creado, que sería decisivo para el siguiente gran objetivo del Gobierno de Suárez: la Constitución.
En la actualidad, España sufre una crisis muy superior a la de aquel año 1977, y hay quien pide a los representantes políticos que intenten aprobar unos nuevos Pactos de la Moncloa, ya que en momentos como éste parece que el consenso es más importante que nunca.

Información extraída del reportaje que publiqué en el número 355 de la revista "Historia y Vida".

jueves, 26 de abril de 2012

LEY PARA LA REFORMA POLÍTICA (1976)

Apenas medio año después del nombramiento de Adolfo Suárez como Presidente del Gobierno, éste se planteó un objetivo de cumplir con el que pretendía lograr definitivamente el final del régimen franquista: se trataba de aprobar la Ley para la Reforma Política que establecía la democracia para España, con principios clave como la supremacía de la Ley o la división de poderes... Y esa Ley debía ser aprobada por las Cortes franquistas, aunque suponía de hecho acabar con ellas.

Para su aprobación en Cortes se requería una mayoría de dos tercios, 354 de los 531 procuradores, para su aprobación. Entre los procuradores de las Cortes, había alrededor de unos 60 vinculados a diversos grupos reformistas (favorables al gobierno liderados por el propio Suárez), un número tal vez similar de ultras (radicalmente opuestos a dicha reforma); al menos 183 estaban encuadrados en el grupo aperturista Alianza Popular bajo la presidencia de Manuel Fraga y más de 200 sin organizar, mayoritariamente identificables como continuistas. Dada esa composición, si el gobierno quería conseguir su propósito era imprescindible el apoyo de los continuistas y de AP. Para ello tuvieron que negociar con los diversos grupos.

Primero se negoció con una parte de los procuradores, ultras y continuistas a los que se convenció estableciendo que cierto número de senadores sería designados por el rey y no por elección.Luego se discutió con AP sobre todo el sistema electoral, y se llegó a un acuerdo de sistema proporcional para el Congreso y sistema mayoritario para el Senado que contentaba a los procuradores de Fraga, tal y como se puede escuchar en esta grabación de RTVE donde el líder de AP pide el voto afirmativo para el referéndum.

De esta manera, por designación real o por la vía electoral, se podía permitir a los procuradores tener posibilidades de volver a ocupar sus escaños. Finalmente la Ley fue aprobada por las Cortes con 435 votos a favor y 59 en contra, lo que suponía de hecho su disolución y un paso más en la reforma planteada por Suárez.

Un procurador comentó el tema en la siguiente forma: “Son muy pocos los actuales miembros de las Cortes que se pueden permitir el lujo de que su nombre aparezca ligado a un intento de boicotear la democracia” (Blanco y Negro, 13 de noviembre de 1976).

La ley fue finalmente aprobada en referéndum celebrado el 15 de diciembre de 1976, con el 76,2% de los votos a favor, el 2% en contra, atendiendo por ejemplo a las peticiones en este sentido organizaciones católicas (El País, 8 de diciembre de 1976)  y el 22’3% que se abstuvo.
Propaganda institucional pidiendo voto a favor
Partido del Trabajo pidiendo la abstención
Falange de las JONS pidiendo el voto en contra

viernes, 20 de abril de 2012

EL ERROR SUÁREZ (1976)

Suárez elegido "Hombre del año" de 1977 por la revista Time

Aunque ya en 1977 la prestigiosa revista destacaba a Adolfo Suárez como "Hombre del año" por su labor en la Transición a la democracia en España, prestigio que se ha mantenido hasta la actualidad, lo cierto es que su nombramiento como Presidente del Gobierno, en julio de 1976, no fue ni mucho menos bien recibido, ya que se le consideraba un continuista del franquismo. Un ejemplo de esta mala acogida se pudo comprobar en la prensa de aquel momento. 
El diario recientemente aparecido El País publicó un artículo del historiador Ricardo de la Cierva, titulado
“¡Qué error, qué inmenso error!”en el que destacaba que “Quienes quieren ya lanzar la campaña sobre la juventud ministerial recuerden –en abstracto- la sentencia del conde de Mayalde sobre algunos políticos jóvenes de la régimen anterior: “Tienen todos nuestros defectos y ninguna de nuestras virtudes”. Esto, amigos, ha sido un disparate, sólo un milagro puede salvarlo”.
"El error Suárez" fue el título de la editorial que Cuadernos para el Diálogo publicó, y en la que se indicaba que "Nos parece inviable la línea que ahora se inicia; no pensamos que don Adolfo Suárez sea la persona adecuada para traer la democracia al país, y, porconsiguiente, creemos que su nombramiento es un error."
En la revista Triunfo también se publicó un artículo crítico con el nombramiento de Suárez, titulado "Una salida y no una solución" y firmado por Eduardo Haro Tecglen quien aseguraba que "Lo que parece bastante claro es que don Adolfo Suárez no es un hombre del que se pueda esperar una “ruptura”, que procede enteramente del Movimiento y que ha sido propuesto por el organismo más conservadora del régimen antiguo y moderno. Todo ello puede concitar las sospechas más profundas de la oposición democrática, e incluso de los “reformistas”, que pueden considerar que se trata de un paso atrás, o, por lo menos, que no se trata de un paso hacia adelante." 
Otros artículos críticos fueron los publicados por las revistas Cambio 16 ("Presidente por sorpresa") y Destino ("Arias va, Suárez viene"), e incluso merece la pena recordar una viñeta del dibujante Forges en la que se podía ver un búnker, símbolo del inmovilismo ultraderechista, de cuyo interior salía el comentario: "Se llama Adolfo, ¿no es maravilloso?
Pero no todo fue rechazo ante la decisión del Rey Juan Carlos de nombrar a Adolfo Suárez como Presidente del Gobierno. Así, el periodista Javier Cercás escribió en su libro Anatomía de un instante que "sólo la ultraderecha -desde los camisas viejas de Falange hasta los militares y los tecnócratas del Opus, pasando por los Guerrilleros de Cristo Rey- celebró el ascenso de Suárez a la presidencia, convencida de que el joven, obsequioso y disciplinado falangista representaba vino nuevo en odres viejos, la demostración palpable de que los ideales del 18 de julio seguían vigentes y la mejor garantía de que el franquismo, con todos los cambios cosméticos que las circunstancias exigieran, no iba a morir con la muerte de Franco."
También fue favorable un editorial titulado "Suárez: la nueva generación al poder", que, redactado por el monárquico Luis María Ansón, fue publicado en La Gaceta Ilustrada. Éste es un extracto del mismo:  “Queremos aplaudir el sereno acierto del rey al designar Presidente del gobierno a Don Adolfo Suárez (…) Suárez tenía tres años cuando se inició la guerra civil. Pertenece a la que un ilustre escritor a han llamado la “generación del silencio” (…) No es un aristócrata. No es un financiero. No tiene compromisos ni con el capitalismo ni con los grupos de presión (…) Ha realizado una excepcional labor como ministro..."

miércoles, 18 de abril de 2012

REFORMA O RUPTURA


Desde los últimos años del franquismo se fue haciendo cada vez más encendido el debate sobre cómo debería ser el futuro de España. Parecía que la lógica debía concluir en una democracia, pero había dos opciones para alcanzarla: reforma y ruptura. Se trataba de evolucionar a partir de las instituciones franquistas o de romper radicalmente con ellas. 
El futuro Rey Juan Carlos y los franquistas aperturistas creían que lo mejor era avanzar reformando el franquismo para mantener el positivo desarrollo socioeconómico que se estaba dando en el país desde el Plan de Estabilización. Además, consideraban que la oposición, debilitada y desunida durante todo el franquismo, no tenía suficiente fuerza para impulsar una ruptura radical con el franquismo, y también estaba el hecho de que consideraban que los inmovilistas, entre ellos gran parte de los altos cargos militares, no permitirían un proceso de ruptura.
Es cierto que la oposición estaba debilitada y dividida aunque en los últimos meses del franquismo se fueron produciendo algunos cambios destacados. En el Congreso socialista de Suresnes, frente a los "viejos" del exilio, se impusieron las tesis de los jóvenes socialistas residentes en España y liderados por Felipe González. Además, en ese mismo año, diferentes fuerzas políticas se fueron agrupando constituyéndose primero la Junta Democrática compuesta por PCE, PSP, CC.OO., PTE y otros grupos minoritarios; y posteriormente la Plataforma de Convergencia Democrática formada por PSOE, UGT, PNV, Izquierda Democrática y Unión Socialdemócrata. Estas dos agrupaciones se unieron posteriormente en la Coordinación Democrática, conocida popularmente como "platajunta", siempre con la idea de conseguir una clara ruptura con el franquismo, a partir de un gobierno provisional que se encargaría de elaborar una constitución.
Con todo esto, cuando Franco murió y Juan Carlos fue coronado se inició un proceso de reforma ralentizado primero por el primer Presidente del Gobierno de la Transición, Carlos Arias Navarro, e impulsado después con el nombramiento de Adolfo Suárez como nuevo Jefe de Gobierno. Así se fueron dando pasos que, poco a poco, fueron convenciendo a la oposición del verdadero objetivo democrático del nuevo régimen monárquico, como la legalización de los partidos políticos, una amnistía para presos políticos o la Ley para la Reforma Política que acababa definitivamente con el régimen franquista y daba paso a unas elecciones democráticas que se celebraron apenas un año y medio después de la muerte de Franco.
Viñeta de Máximo, publicada en El País el 30 de mayo de 1976

Con todas estas medidas, la postura de la oposición fue cambiando desde sus deseos de ruptura hacia una idea de consenso favorecida por la capacidad de diálogo impulsada por Adolfo Suárez. Fruto de ese consenso fueron los Pactos de la Moncloa con los que se sentaron las bases para superar la crisis económica internacional que se vivía entonces, y sobre todo la Constitución que contó con un amplio respaldo de los partidos políticos y de la población que la refrendó en el referéndum del 6 de diciembre de 1978.
De esta manera se fue imponiendo definitivamente la idea de reforma a la de ruptura lo que permitió que España desarrollara una transición a la democracia que ha sido considerada modélica y que se sigue estudiando actualmente como ejemplo en otros países que ya no son dictatoriales. Sin embargo, hay otros aspectos de esa política reformista que actualmente está haciendo que la transición sea criticada en nuestro país. Se trata del olvido pactado durante la Transición de todo lo relacionado con la represión franquista, olvido que se fomentó para facilitar el principal objetivo de aquellos años que era el de lograr una concordia entre todos los españoles. La Ley de Memoria Histórica, aprobada sin consenso, tampoco ha servido para solucionar este problema y todavía hoy en día se pueden leer en los periódicos encendidos artículos partidistas sobre este asunto que recuerdan tristemente a otros comentarios publicados durante los años más violentos de la Segunda República, durante la Guerra Civil o durante el Franquismo.  
Parece que a esto no le ayuda, sino más bien todo lo contrario, el claro bipartidismo que se ha implantado en nuestra democracia y la falta de espíritu de consenso que, incluso en momentos tan delicados como el de la crisis actual, se trasluce diariamente en la actuación de nuestros principales políticos.


lunes, 16 de abril de 2012

PROCLAMACIÓN COMO REY DE JUAN CARLOS I (1975)

El 22 de noviembre de 1975, dos días después de la muerte de Franco, Don Juan Carlos pronunciaba en las Cortes su discurso de coronación, un discurso que provocó las críticas de la oposición al franquismo por su referencia destacada a la figura de Franco, y las críticas de los franquistas por la alusión a su padre, Don Juan. Con todo y con eso cabe destacar en este discurso que el nuevo Rey centra el futuro de España en "un efectivo consenso de concordia nacional". Aquí está un fragmento de este discurso:

En esta hora cargada de emoción y esperanza, llena de dolor por los acontecimientos que acabamos de vivir, asumo la Corona del Reino con pleno sentido de mi responsabilidad ante el pueblo español y de la honrosa obligación que para mí implica el cumplimiento de las Leyes y el respeto de una tradición centenaria que ahora coinciden en el Trono.
Como Rey de España, título que me confieren la tradición histórica, las Leyes Fundamentales del reino y el mandato legítimo de los españoles, me honro en dirigiros el primer mensaje de la Corona, que brota de lo más profundo de mi corazón.
Una figura excepcional entra en la Historia. El nombre de Francisco Franco será ya un jalón del acontecer español y un hito al que será imposible dejar de referirse para entender la clave de nuestra vida política contemporánea. Con respeto y gratitud quiero recordar la figura de quien durante tantos años asumió la pesada responsabilidad de conducir la gobernación del Estado. Su recuerdo constituirá para mí una exigencia de comportamiento y de lealtad para con las funciones que asumo al servicio de la Patria. Es de pueblos grandes y nobles el saber recordar a quienes dedicaron su vida al servicio de un ideal. España nunca podrá olvidar a quien, como soldado y estadista, ha consagrado toda la existencia a su servicio.
Yo sé bien que los españoles comprenden mis sentimientos en estos momentos. Pero el cumplimiento del deber está por encima de cualquier otra circunstancia. Esta norma me la enseñó mi padre desde niño, y ha sido una constante de mi familia, que ha querido servir a España con todas sus fuerzas.
Hoy comienza una nueva etapa de la Historia de España. Esta etapa, que hemos de recorrer juntos, se inicia en la paz, el trabajo y la prosperidad, fruto del esfuerzo común y de la delicada voluntad colectiva. La Monarquía será fiel guardián de esa herencia, y procurará en todo momento mantener la más estrecha relación con el pueblo.
La Institución que personifico integra a todos los españoles, y hoy, en esta hora tan transcendental, os convoco porque a todos nos incumbe por igual el deber de servir a España. Que todos entiendan con generosidad y altura de miras que nuestro futuro se basará en un efectivo consenso de concordia nacional.
El Rey es el primer español obligado a cumplir con su deber y con estos propósitos. En este momento decisivo de mi vida afirmo solemnemente que todo mi tiempo y todas las acciones de mi voluntad estarán dirigidos a cumplir con mi deber. 

sábado, 14 de abril de 2012

EL ATENTADO CONTRA CARRERO BLANCO (1973)

El 20 de diciembre de 1973, el Presidente del Gobierno Luis Carrero Blanco falleció tras saltar por los aires su coche en la calle Claudio Coello, debido a los explosivos instalados en el subsuelo de la calle por ETA. Este brutal atentado sigue hoy en día sin aclararse completamente ya que parece raro que, habiendo sucedido en pleno centro de Madrid y ante su aparatosidad, no hubiera sido detectado con anterioridad.
En los últimos meses han aparecido diferentes artículos periodísticos al respecto, como el publicado en el diario La Razón del 16 de octubre de 2011 titulado "Quién mató a Carrero" (http://www.larazon.es/noticia/7618-quien-mato-a-carrero), en el que se destaca que "el Gobierno desperdidió al menos una veintena de evidencias de que ETA preparaba un atentado en Madrid", que "la explosión fue presenciada por unos espías del Alto Estado Mayor", y que "la CIA tenía pinchadas todas las viviendas de los etarras y que una misteriosa orden «de arriba» paralizó el registro que habría neutralizado al comando".
También hizo referencia el diario El Mundo publicado el 27 de noviembre de 2011 a la presencia de "Agentes del Estado Mayor tras el asesinato de Carrero" (http://www.youkioske.com/prensa-espanola/cronica-el-mundo-27-noviembre-2011/), artículo en el que se destaca que el etarra Argala, uno de los que atentaron contra Carrero, "fue fotografiado un día antes del atentado por los agentes, que recibieron orden de retirarse".
Por otra parte, el 17 de diciembre de 2011 el diario La gaceta publicó una noticia titulada "El explosivo que mató a Carrero se manejó en la base americana de Rota" (http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/politica/explosivo-que-mato-carrero-se-manejo-base-americana-rota-20111216), en la que se destaca que la bomba del atentado de Carrero "contenía C-4, un componente utilizado por el Ejército de EEUU en la Guerra de Vietnam".


Escena de la película "Operación Ogro" en la que se reconstruye el atentado contra Carrero Blanco

jueves, 12 de abril de 2012

LOS AÑOS FINALES DEL FRANQUISMO (1973-1975)


Los últimos años de Franco y del franquismo fueron muy bulliciosos con destacados acontecimientos históricos que se reflejan en esta presentación que he realizado:

miércoles, 11 de abril de 2012

JUAN CARLOS SUCEDE A FRANCO (1969)

El Príncipe Don Juan Carlos de Borbón acepta ser el sucesor de Franco en 1969. Aquí lo vemos en un vídeo y podemos leer un extracto del discurso que pronunció ante las Cortes aceptando la sucesión:


"Quiero expresar en primer lugar que recibo de su Excelencia el jefe del Estado y Generalísimo Franco la legitimidad política surgida del 18 de julio de 1936, en medio de tantos sacrificios, de tantos sufrimientos, tristes pero necesarios para que nuestra patria encauzase de nuevo su destino.

España, en los últimos años, ha recorrido un importante camino bajo la dirección de Vuestra Excelencia. La paz que hemos vivido, los grandes progresos que en todos los órdenes se han realizado, el establecimiento de los fundamentos de una política social, son cimientos para nuestro futuro. (…)

Pertenezco por línea directa a la casa Real española, y en mi familia por designio de la Providencia se han unido dos ramas. Confío en ser digno continuador de quienes me precedieron. (…)

Las más puras esencias de nuestra gloriosa tradición deberán ser siempre mantenidas, pero sin que el culto al pasado nos frene en la evolución de una sociedad que se transforma con ritmo vertiginoso, en esta era apasionante en que vivimos. La tradición no puede ni debe ser estática, hay que mejorar cada día."
22 de julio de 1969

martes, 10 de abril de 2012

CONSECUENCIAS DEL CONTUBERNIO DE MUNICH (1962)

El historiador José Andrés Gallego resume en el siguiente texto las principales consecuencias del llamado "contubernio de Munich":

"El 9 de junio volvieron a España quienes procedentes de ella habían participado en la reunión. Se encontraron con que el Gobierno había suspendido el Fuero de los Españoles aludiendo a las campañas que contra la nación se hacía en el exterior y que había además una durísima campaña de prensa contra ellos, fundamentalmente movida desde la propia Dirección General de Prensa, desempeñada por Muñoz Alonso. Desde todos los medios de comunicación se aseguró que los reunidos en Munich eran actores de un “contubernio”, término utilizado hasta la saciedad entonces, entre quienes tenían en realidad una significación antitética. Los europeístas españoles fueron acusados de traidores y no dispusieron de posibilidad alguna de réplica; hubo incluso un autor que calificó lo sucedido como una maniobra del Anticristo. Llegados al aeropuerto madrileño, se dio a quienes habían estado en Munich la posibilidad de ser residenciados en Canarias o volver al extranjero. Algunos volvieron más allá de las fronteras o, conocida la posición del Gobierno, optaron por ni siquiera aparecer por España (los casos de Gil Robles y Ridruejo, respectivamente); algún otro fue detenido temporalmente (Giménez Fernández, que no había llegado a participar); nueve quedaron confinados en Canarias (Álvarez de Miranda, Satrústegui, Cavero…) y hubo quien pagó las consecuencias de su estancia en Munich en su carrera administrativa. La reacción numantina del régimen se expresó también en manifestaciones organizadas desde el propio Gobierno en adhesión a Franco. (…)
No todas las fuerzas políticas de oposición participaron en la reunión de Munich: no lo hicieron los comunistas, contrarios por el momento al europeísmo, ni otros sectores radicales (FLP) y parte de los republicanos. Sin embargo, ello no obsta, en realidad, para que se pueda afirmar que Munich supuso un avance considerable en el camino hacia la unificación de la oposición. (…).
Sin embargo, había otra cuestión que estaba pendiente –y así permanecería hasta 1975- como consecuencia de la reunión muniquesa: la de la adaptabilidad de la España de Franco al proceso de integración europea. En realidad, quedó bien claro que ésta no era una cuestión puramente económica, sino también política, y que el franquismo no permitía albergar la más mínima esperanza de que España pudiera ser admitida con el resto de las naciones de su entorno cultural."

José Andrés Gallego,
La época de Franco, volumen 1,
Ediciones Rialp.

sábado, 7 de abril de 2012

ESPAÑA, NUEVA SOCIEDAD DE CONSUMO

El desarrollo económico de los años sesenta provocó unos cambios destacados en la sociedad española. Uno de ellos fue la aparición de la sociedad de consumo que explica el historiador Javier Tusell en el siguiente texto:
El Seat 600, símbolo de la sociedad española de consumo.
En el consumo es donde mejor se aprecia, sin duda, el cambio experimentado por la sociedad española como consecuencia de este proceso de crecimiento económico. El despegue del mismo y su modernización se inició entre 1962 y 1966, pero se generalizó en la segunda mitad de la década de los sesenta y comienzos de los setenta. En la primera etapa, por ejemplo, se multiplicó por dos el número de automóviles por habitante, creció un 50 por 100 el de teléfonos y algo menos el número de kilos de carne consumida por habitante. Las cifras resultaron, sin embargo, más llamativas en el período 1966-1974, en que se produjo un incremento espectacular en la producción de determinados bienes. España pasó de producir unos 250.000 automóviles a 700.000, de 570 a 730.000 televisores, de unos 300.000 a más de 1.000.000 de frigoríficos y de casi 400.000 lavadoras a más del doble. En el momento de la muerte de Franco, determinados bienes de equipamiento de los hogares se había generalizado por completo. Mientras que en 1968 el porcentaje de hogares con frigorífico, televisor y lavadora rondaba el 40 por 100, en 1975 se acercaba al 80 por 100 en algunos de estos bienes y por lo menos el 60 por 100 de los hogares tenían el resto. El bienestar también se percibía en la disminución del papel relativo de la alimentación en los presupuestos familiares, que si era del 55 por 100 al principio del período, luego descendió a tan sólo el 38 por 100.
Javier Tusell,
Manual de Historia de España. Siglo XX,
Historia 16.

viernes, 6 de abril de 2012

CHABOLISMO COMO CONSECUENCIA DEL ÉXODO RURAL

Como consecuencia del éxodo rural que se desarrolló espectacularmente en los años sesenta, se produjo un acelerado proceso de urbanización que, junto a la especulación urbanística y al déficit de viviendas, dio lugar a la aparición de barrios de chabolas en las grandes ciudades españolas. Así se explica en este tema cómo le afectó este problema a Madrid:

El Pozo del Tío Raimundo, en Madrid

"Uno de los problemas más graves derivado de las intensas migraciones interiores se refiere a la escasez de viviendas. De hecho durante los años cincuenta y sesenta apareció en torno a las ciudades un importante número de chabolas e infraviviendas. En los sesenta se construyeron viviendas sociales y se desarrollaron programas de financiación, pero no se logró evitar el déficit de casas. Esto sin tener en cuenta la mala calidad de buena parte de las mismas. Los nuevos barrios carecían de equipamientos colectivos, situación que propició la aparición de movimientos ciudadanos (Asociaciones de Vecinos) que trataron de luchar contra esa difícil situación, a la vez que se convirtieron en movimientos en favor de la democracia. El problema de la vivienda, en todo caso, se mantuvo en los años siguientes y constituye aún hoy en día de los elementos de desigualdad social más preocupantes."
Abdón Mateos y Álvaro Soto, El Franquismo 1959-1975, Ediciones Arlanza.